Carta de presentación.

Todavía puedo sentir el cosquilleo en la panza y la alegría que me inundaban los sábados por la tarde en mi niñez. Desde temprano, preparaba mi bolso con todo lo necesario y me alistaba para acompañar a mi papá a su torneo de fútbol. Me encantaba verlo junto a sus compañeros en una atmósfera de camaradería, pero lo que más disfrutaba era compartir con otros niños de mi edad, jugar a la pelota y simplemente divertirme. Desde entonces, el deporte y el movimiento siempre han sido parte de mi vida: fútbol, tenis, golf, pádel... lo que sea, con la excusa de jugar. Hoy, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que no solo se trataba de la satisfacción del juego, sino también de la posibilidad de encontrarme con los demás.

Con el tiempo, descubrí que ese disfrute genuino que sentía al practicar deporte no siempre se reflejaba en el ámbito del alto rendimiento. La disonancia entre mi felicidad y la frustración que parecía reinar en gran parte del entorno competitivo me llevó a dedicarme a la psicología deportiva. A medida que me adentré en este mundo, noté cómo el entorno deportivo, en muchos casos, ha olvidado el propósito que guía su práctica. En su lugar, muchas veces impera la ambición, la perfección, las exigencias, las presiones y la omnipotencia. 

Es en este contexto que decidí seguir jugando, en el sentido más profundo de la palabra. He dedicado mi carrera a comprender y atender tanto las dimensiones personales como deportivas de los atletas, con la misión de transformar el deporte en un espacio que impulse el desarrollo integral. Estoy convencido de que, al potenciar las capacidades de los deportistas y conectarlos con su sentido más profundo, el deporte puede convertirse en un vehículo para el crecimiento personal.

Con esta visión, y acompañado por un equipo de colegas cercanos y comprometidos, decidí crear Vértice: un lugar de encuentro que desafía el paradigma tradicional de separación entre el individuo y su práctica deportiva. En Vértice buscamos fomentar la autenticidad y la integración como pilares fundamentales. Creemos que el verdadero rendimiento surge cuando el atleta se siente conectado con su esencia, abrazando lo que es, tanto sus fortalezas como sus vulnerabilidades. 

Hoy, con la misma adrenalina y entusiasmo que sentía en mi infancia al acompañar a mi papá a su torneo de fútbol, me siento motivado a construir, junto a otros, entornos deportivos que sean puntos de encuentro, vértices, donde podamos reconectar con lo más noble de nosotros mismos y con los demás.

Sebastián Blasco
Director y Fundador de Vértice